El 27 de enero de este año fui diagnosticada con Tuberculosis Pulmonar
y desde ese momento mi vida dio un cambio radical, he tenido que llevar una
vida diferente durante estos seis meses. No solo he tenido que lidiar con una
enfermedad que ha sido nueva para mi, también he tenido que acostumbrarme a el
encierro.
La verdad no es fácil ver como mi vida se detuvo en cuestión de segundo, tener
que salir cada 15 días por los medicamentos, las citas medicas por teléfono,
pedir domicilio o salir cuando necesito algo a la tienda mas cercana de casa,
ya voy a cumplir 6 meses en los que he tenido que estar en casa sin poder ver
a mi familia y amigos.
La llegada del COVID-19, se ha convertido en una amenaza para mi y por eso me
he sentido privada de mi libertad con mis alas cortadas.He tenido que aprender
a lidiar con la frustración, la desesperación, la ansiedad y la idea de
verme en casa haciendo lo mismo.
Días en los que no podía dormir porque pensaba demasiado, sintiendo la falta
de aire, echando de menos a la locura; viviendo de la rutina y la monotonía de
un circulo vicioso que siempre he detestado desde que tengo uso de razón.
He tenido que aprender a abrazarme mas a mi misma, a mis cosas (bailar,
escuchar, música, leer, películas) para hacer de mis peores días los
mejores. Aunque ella es una enfermedad curable y tratable, me toco
acostumbrarme a esas horribles pastillas, a que cada mes me estén sacando
sangre para exámenes de aquí y de allá, es desesperante para alguien que
siempre había llevado un estilo de vida saludable y no es enfermiza .
extraño a la yo anterior, a la que se disfruta las cosas pequeñas de la vida.
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